El tarot y la videncia están profundamente relacionados, ambos tienen la capacidad de prever el futuro, por eso no es recomendable tratarlos como conceptos ajenos entre sí, ya que cada uno tiene que ver mucho con el otro.
Un vidente es un individuo que puede ver los eventos pasados o los acontecimientos que están por ocurrir en el futuro. Estas personas tienden a experimentar “flashes”, sueños con premoniciones, algunos sencillamente sienten una suerte de corazonada, incluso existen aquellos que dicen oír las voces de los de los espíritus susurrando información.
Por otro lado, en el tarot se desarrolla la videncia usando como canal a las cartas que conforman la baraja, éstas representan la premonición, y dependerá de la persona escuchar adecuadamente su mensaje, ya que no existen sueños ni susurros que se lo comuniquen. En las cartas se encuentra codificada la respuesta que se está buscando, ya sea para algo pasado o futuro.
Cuando se echan las cartas en función a una consulta, las que aparecen tendrán relación directa con la pregunta que se haya realizado. La persona que esté haciendo la lectura de tarot pondrá en práctica su don, y a través de la interpretación llegará a la videncia. El tarotista es el encargado de encontrar el mensaje que las cartas encierran, usándolas como guía para transmitirlo con fidelidad.
Entonces, la diferencias fundamental entre el tarot y la videncia, reside en que esta última puede ser llevada a cabo sin necesidad de una canal. Las personas que experimentan las visiones, corazonadas o sueños, funcionan en sí como el medio para llegar al mensaje. Haciendo posible que puedan ver los eventos pasados o futuros. Mientras que el tarot es una técnica para canalizar la videncia, y necesita de una baraja como herramienta para lograrlo, lo que no quiere decir que las personas que lo practican carecen de un don, sino que para acceder a él necesitan usar las cartas como guía.